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domingo, 27 de marzo de 2011

La tierra de los enanos


Existe en algún lugar muy remoto, la tierra de los enanos. Me gustaría que me acompañaras para que juntos lleguemos hasta allá. Cierra los ojos suavemente sin apretarlos pero como si fueras a dormir. Procura dejar la boca medio abierta para que puedas respirar; y ahora si ¡vamos!
¿Ves lo que yo veo? Ahí está el enorme bosque lleno de árboles frondosos y de cientos de plantas  y flores de todos los colores. Todo es muy verde. Alrededor hay mucha neblina. Su color es morado, muy suave, casi azul. Los rayos del sol insisten en traspasar la neblina que está extendida por todo el suelo.  Apenas hay ruido, todo está muy calmado. Todo esto junto nos da una sensación de paz y de mucha tranquilidad. Escucha los pájaros rozar las hojas de los árboles. Intenta sentir el rocío que cae de los arboles. Percibe el olor a aire puro y fresco de la naturaleza. Escucha el silencio que invade todo. Así relajado, vas a oír la historia de la tierra de los enanos.
Sentado debajo de uno de esos arboles estaba un enanito acurrucadito, sentía el frío de la neblina. Había dormido algunas horas y cuando despertó, se asustó.  Su nombre era Bú, aún era un pequeñuelo. Muy pequeño, todavía debía crecer un poco más. Le encantaba dar esos paseos largos por el medio del bosque, aunque algunas veces sintiera miedo. Se levantó y con una varita en la mano comenzó a apartar la hierba de su camino. La vegetación era muy cerrada, pero se podía ver el suelo. Raspaduras aquí y allá, miraba los árboles que para él eran tan altos. Se sentía un insecto al lado de ellos. En el camino tropezó con su varita algo muy duro que estaba en el suelo; dio un salto hacia atrás, y muy despacio se fue acercando para ver qué era lo que estaba ahí.  Era una tabla extraña con una forma similar a la de una tapa. Muy curioso y lleno de ideas que rondaban en su pequeña cabeza buscaba una manea de levantar la tabla. Fuerza y más fuerza, pero seguía sin poder levantarla. Pensó por algunos minutos y decidió cavar alrededor de la tabla. Fue así como encontró la solución al problema, claro después de un arduo trabajo. Pero esto no era todo, ahora se preguntaba si debía quitarla o no, le intrigaba saber qué era lo que escondía esa extraña tabla.
Lleno de curiosidad y con un poco de miedo decidió tirar de ella. Fue moviéndola de lado a lado, poco a poco. Logró quitarla por completo y se encontró con un agujero.  Le inquietaba si debía entrar o no, pero le daba miedo porque no veía nada, todo estaba muy oscuro allá adentro.  Se sentó en el borde y fue entonces cuando comenzó a escuchar ruidos desde su interior. Intentaba poder descifrar qué era lo que escuchaba.
-¿Será que es el mar? ¿Pero dentro de un hueco?
Era tan curioso que comenzó a deslizarse poco a poco hasta llegar al final. Cayó en un enorme pozo de agua. Estaba en otro lugar. Había muchas cajas, parecía un depósito.  Revisó todo que pudo, todo estaba muy oscuro, apenas podía ver lo que había a su alrededor. No logró ver el contenido de esas cajas. Estaba muy sorprendido. Nada era como en su tierra. Todo era muy grande. ¿Dónde estaría entonces? ¿En la tierra de los gigantes?
Muy asustado logró subir y regresar al bosque. Como pudo, intentó colocar la tabla de nuevo en su lugar, le costó porque era muy pesada. Salió corriendo hacia donde sus padres a contarles lo que le había sucedido. Llegó sucio y muy cansado. Su casa era como las otras casas pequeñas de acuerdo con su tamaño y necesidades.
 Les contó todo lo que había visto allá abajo y para su sorpresa su papá no demostró ningún gesto de asombro.
-Dime hijo, ¿me quieres decir algo?
-No papá.
-Te fuiste a meter a donde no te habían llamado.
 Hace muchos años atrás existía ahí una comunicación con la tierra de los gigantes. Fue doloroso para nosotros tener que vivir siempre escondiéndonos de ellos bajo la neblina. Ahora nosotros vivimos aquí y tenemos  todo lo que queremos. Esa tierra de gigantes fue enterrada por la propia naturaleza, ni siquiera sabemos si los gigantes siguen vivos. Para nuestro alivio, los gigantes no pueden subir por el agujero ya que este es muy estrecho. Y aunque caigamos ahí, no podemos traer nada para acá, no hay nada de allá abajo que necesitemos aquí arriba.
Colocamos esa tabla como un patrón para recordarnos que el peligro existió algún día. Así, la paz volvió de nuevo al corazón de Bú que ya se estaba imaginando diez mil cosas en ese agujero. Respiró profundamente y dijo:
-¡Qué bueno es poder dormir debajo de un árbol observando al sol jugando con la neblina!
Llamó a sus amigos y juntos fueron al bosque a buscar frutas y flores, recorrieron todo el bosque y al atardecer hicieron una fogata. Corrían y jugaban por donde quiera, todo estaba con mucha paz, en todos lados se veía alegría.
Continué relajado y no entre en el hueco. No entre. Mire hacia el bosque y agarre unos rayitos de sol, mientras veía a Bú y a sus amigos jugar.  Ven, juega, al final tú también estás en la tierra de los enanos.

martes, 15 de marzo de 2011

Escribir con creatividad



“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que
 la sabiduría misma que, cansada de descubrirlas vergüenzas
Del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca"                                Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán. 




Para algunos locos es emocionante escribir, para otros no tan locos lo emocionante es vivir. He aquí una frase majestuosa y bien sabida que complementa lo que es vivir en la locura. “No hay sino dos formas de vivir: como a uno le da la gana, y como le de la gana a los demás”  Frase  que expresa Fernando Rísquez con toda cordura, y con la cual estoy completamente seguro de que todo este mundo paralelo en el que vivimos está de acuerdo, o por lo menos la mayoría de las personas cuerdas que existen en él.
Todo tiene un comienzo, para Rísquez todo parte de la creatividad, de un ser creativo, no el creador, si no el que recrea imaginariamente. El que es capaz de sentarse horas y horas a realizar alguna actividad definida que no termina, y que en el momento menos inesperado se levanta de madrugada y llega de forma rápida y directa a la solución de su propio enigma, esto gracias a algo que se llama imaginario. Ese imaginario es el que la mayoría de las veces permite encontrar emociones ocultas que nos llevan a las soluciones exactas. Quizá suene algo enredado, pero como sabemos nada en esta vida es explícito, o por lo menos así se viene viviendo desde hace un par de siglos.
El ser humano es un ser curioso por naturaleza. Desde pequeños todo lo queremos saber, andamos de aquí para allá sin preocupaciones caminando con sueños de pasos agigantados. Pero aún así, no se está al tanto de lo que significa la vida. Pero esto ya lo sabemos, volveré al tema que me interesa, la certeza de que todos estamos locos.
             Debo confesar que mi grado de locura es el de cualquier cuerdo.  Rísquez  con su texto “De la piel para adentro” me ha elevado la imaginación, mi carisma, mi propio yo. Sé que todo lo que escribo es arte, aunque lo reinvente, es arte. ¿Quién dice que no puedo tener la misma idea que otro loco de este mundo? ¿Qué no puedo escribir un texto con la palabra “Carajo”?, escribir como se me vengan las ideas a la mente, lo que pienso, lo que se, lo que siento. Casi todos piensan igual, solo algunos desquiciados como yo son libres de pensamiento.
Tengamos claro que lo malo de vivir en este mundo es que a pesar de todo, hay patrones que seguir en esta absurda sociedad moderna, y yo como estudiante o mejor dicho un don nadie estoy obligado a limitar mi creatividad. Recurro a los libros antiguos para darme un poco de ánimo, sabemos que en esos estupendos libros se cuidaba mucho la escritura pero aún así, siempre se decía lo que se tenía que decir como se tenía que decir, aunque esto costara la vida. ¡Lean!. Ahora, se escribe para los demás, digamos que se maquilla todo lo que se escribe o se dice. Entonces me pregunto ¿De qué me sirve las recomendaciones de ser creativo y libre de Rísquez?  Toda esa habladuría de que hagas lo que te venga en gana, de explorar, de sentir, de ser feliz, de crear, de innovar, de crecer como persona, de cubrir las necesidades del hombre y todos esos ejemplos de la historia. Creo que de nada, posiblemente porque si esté loco. Se habla de arte, pero llego a la misma interrogante de mi primer día de clases ¿quién decide que algo es arte o no? Y vuelvo a responder lo mismo: cada cabeza es un mundo, y cada persona bajo su juicio o locura decide lo que es arte o no. Por eso yo digo que todo lo que escribo o hago es arte, porque me considero un artista de mi propia vida. 
Para no seguir tan lejos, y profundizar  más en  mis afectuosos sentimientos,  acredito la teoría de Fernando Rísquez de que todo viene dado por la asociación.  Asociamos todo gracias a nuestro variante imaginario.  Sin embargo hay otro factor que influye al momento de ser creativos en la escritura, esto es la fantasía. Todos creen saber qué significa la palabra fantasía, para qué se utiliza, qué quiere decir, con qué se come eso. Pero la verdad es que son puras falacias, son muy pocos los que saben que es la fantasía. Rísquez ha sido uno de los pocos que ha sabido dejar claro el significado de esta palabra. Así como este ejemplo hay cientos, el más claro y cotidiano es el de la palabra demasiado. La mayoría de las personas creen saber lo que significa la palabra “demasiado” seguramente porque la han escuchado o leído en diferentes contextos y la utilizan como un chicle en la boca. Pero nadie se ha sentado frente a un diccionario a buscar lo que realmente significa esta palabra. Las personas la utilizan mal, creen que demasiado es sinónimo de mucho, de más, de excelente; pues no es así. Es un adverbio que significa excesivamente. Deduzcan lo demás, para que no piensen que estoy loco. Fantasía: idealizar las cosas que son reales, no tiene nada ver con la idea de cumplir sueños.
Claramente está visto que este autor nos induce a ser libres y a crear, a hacer lo que se nos venga en gana. Pues eso es lo que estoy haciendo, lo que haré y lo que no dejare de hacer, porque no hay mejor forma de vivir que haciendo lo que se te venga en gana. Dejaré la cotidianidad, lo simple, lo fácil, lo que todos ya conocemos, para empezar hacer cosas nuevas que aunque a pocos les guste, para mi será el arte de lo nunca dicho.
¿Quién soy yo para decir que es algo es bueno? Sigo siendo nadie.

¿7 años o 1 día en París?



¿7 años o 1 día en París?

¿Cuándo comenzó realmente ese viaje a París? Para mí hace 7 años se emprendió esté viaje junto a mi esposa. Soñábamos juntos en el jardín de nuestra casa que nos despertábamos con los rayos finos del sol de verano  europeo en nuestra cara, con la emoción de salir del Art Hôtel, al café más cercano a comernos un delicioso Croissant de Ricotta acompañado de un rico y espumoso café. Recuerdo que planeábamos que justo al terminar ese placentero desayuno, pagaríamos la cuenta rápidamente y comenzaríamos a recorrer toda la ciudad, como simples turistas que después de mucho esfuerzo caminarían a cumplir su sueño.

Ese primer día en Paris después de desayunar en el “Café Tabac”, caminamos sin un rumbo fijo a cualquier parte de París para deleitarnos de tan bella ciudad, sin problemas, con tranquilidad, respirando aire puro y con el dulce cantar de las aves. Después de 40 minutos decidimos que tomar un taxi era la mejor opción para continuar con tan afanada odisea, y sin pensarlo dos veces, tomamos un taxi le dijimos al señor que tomara la ruta más larga hasta el Museo de Louvre. Llegamos al lugar, nos bajamos del carro y seguimos sus indicaciones con un mapa en la mano, y tal como él lo dijo después de cruzar la calle doblando en la esquina estaba nuestra primera parada turística, y debo admitir que a pesar de conocer sobre la pasión por el arte de mi esposa,  me es imposible olvidar como se iluminaron sus ojos al ver esa estructura de 21,6 metros de altura, su cara de emoción y terror eran irrepetibles. Reconozco que lo más sorprendente era la entrada, pues lo que nos imaginábamos no se puede comparar con lo que vivimos ese día. Fueron más de 4 horas de recorrido, hasta que terminó nuestro tour en ese lugar; la expresión de mi esposa de asombro y satisfacción no cesó en ningún momento hasta salir del museo.

Al Salir, aún anonadados, nos apresuramos a tomar otro taxi que nos llevara hasta el famoso “Barrio latino” donde almorzamos una muy sabrosa comida española a muy buen precio  con la compañía de un buen vino, sin embargo, me atrevo a decir que mejor que la comida fue la comodidad en la que nos sentimos, sentados en un balcón con vista a las montañas de copo nevado y debajo de nosotros un hermoso riachuelo de color verdoso azulado que en su recorrido traía consigo una melodiosa caída de agua que estimulaba nuestros sentidos de relajación y deleite. Al terminar, nos apresuramos a tomar el siguiente taxi para ir directo al Arco Del Triunfo, ubicado en la plaza Charles de Gaulle, fue realmente emocionante, lo primero que hice al llegar a nuestra tercera parada fue buscar el nombre de Francisco Miranda, y tal como en los libros de bachillerato, en conjunto con todos los revolucionarios se encontraba el nombre de Miranda; seguidamente, recuerdo que sin cruzar ni una sola palabra contemplamos ese hermoso monumento que teníamos en frente y que posiblemente pasarían años antes de que volviéramos a estar allí.

Luego de una hora en el Arco del Triunfo y sin aliento, decidimos caminar hacia nuestra cuarta y ultima parada, para mí la más importante y anhelada parada turística; la Torre Eiffel. No logré capturar ese momento, me hubiese gustado ver mi expresión al ver mi sueño hecho realidad, pues la verdad no se me olvida cómo mis ojos se inundaron de lágrimas que reflejaban mi felicidad, pues estábamos justo donde queríamos, donde habíamos soñado, pudimos pasar todos los obstáculos para llegar, todas esas noches en vela habían valido la pena, todos los trabajos habían rendido un fruto, y lo más importante es que tal como lo fantaseábamos en el jardín de la casa, mi esposa y yo estábamos sentados uno al lado de otro contemplando la Torre Eiffel en aquella tarde con el naranja del sol avivando nuestros sentidos. Debo decir que, lo más sorprendente era que aunque llevábamos sólo un día en París, sentía que ya lo conocíamos de memoria, y aunque nuestro pasaporte decía que teníamos un día, en nuestra imaginación teníamos 7 años en esa hermosa ciudad.




 La canción se llama "París" de La Oreja De Vang Goh.

domingo, 20 de febrero de 2011

Mi lugar para cuidar.

Todos tenemos una casa con un pequeño lugar donde está nuestro pequeño mundo. El mío se llama habitación. Todos sabemos lo que es una habitación o también llamado dormitorio, pieza o cuarto que normalmente es usada para el descanso del cuerpo y, sin embargo, también puede utilizarse para leer, ver la televisión, vestirse o realizar otras actividades comunes.
 Qué mejor lugar  que un  dormitorio para desparecerse del mundo exterior y encontrarse con su propio yo. Es aquí donde tengo mi templo de paz, mi mundo, mi todo.
Mañana tras mañana tengo que salir de él con mis enormes ojeras y las marcas de la sábana en mi rostro, y conmigo sólo se queda la nostalgia de quedarme allí y seguir durmiendo. Posiblemente la mayoría de las personas pasen por la misma situación que yo cada mañana. Lo único que me consuela es que sé que al finalizar el día podré llegar a casa y encontrarme con lo más valioso que tengo en mi casa, mi cuarto y dentro de mi cuarto mi cama. Mi bella y apreciada cama. Podría decir con toda seguridad que mi cama es una nube de algodón, y me refiero a ella no como un objeto sino como una parte de mí. En ella puedo pasar horas y horas durmiendo y nunca se queja, hasta podría asegurar que mi cama siente algún cariño por mí.
Algunos días me siento sobre ella a estudiar o hacer esas cosas cotidianas que hacemos los seres humanos en la cama, otros lo único que hago es acostarme y ver una buena película acompañado de ella. Para mí es como de la familia, le puedo hablar por horas y ella está ahí escuchándome, puedo compartir mis ideas, puedo llorar y me seca las lágrimas. Sin duda alguna es mi amiga.
Como todo en la vida sé que algún día cuando crezca la tendré que cambiar, espero que no sea pronto, porque hasta ahora nadie me ha entendido como ella. Es por eso que pienso cuidarla con el mayor afecto que le puedo ofrecer. La visto con las mejores sábanas y me acuesto bañado y con mi pijama para no ensuciarla ni arruinarla. De verdad la quiero mucho. Ojalá todas las personas cuidaran sus camas como yo lo hago con la mía. No sólo por el simple hecho de que es algo material ni cualquier otra cosa, sino porque si las personas no cuidan lo que tienen por más insignificante que sea, no podrán cuidarse a sí mismos y nadie los podrá valorar.
Por ello invito a todas las personas que lean este texto a que empiecen por  cuidar su cama, su closet sus cosas y todas esas primeras cosas personales que uno guarda en este recinto. Para luego convertir este mensaje en una cadena valorativa de las cosas que poseemos en este mundo, que de alguna forma nos pertenecen y en algunos casos tenemos que compartir con las personas que  conviven con todos nosotros. Porque vivir en un mundo donde todo está en orden y en armonía es como vivir en un templo de paz.

domingo, 13 de febrero de 2011

La pequeña Rapunzel.

Los escritores de cuentos de hadas siempre han mentido. Mejor dicho, no es que ellos hayan mentido, la cosa es que siempre te inventan una historia y nunca te consultan realmente qué es lo que quieres ser a la hora de crearte. Seguramente ellos se imaginan algo o a alguien y le comienzan a dar forma a su antojo. ¡Estoy muy molesta!  Por eso les quiero contar cómo fue que logré salirme del patético y falso cuento de Rapunzel.
Ésta que ven aquí soy yo, por fin logre salirme de ese cuento de hadas donde todoses mentira. Justo cuando se les acaba la imaginación a los escritores, dejan la historia sin terminar, es decir, que siga el curso que cualquiera le quiera dar. Pero yo logre salir. ¿Cómo? Pues fácil. Sólo me bastó hacer un contacto con el mundo real. Llamé a mi buena amiga Veruca la de Charle y la fabrica de chocolates. Pero se estarán preguntando cómo llegue yo a tener contacto con ella. Pues fácil, las dos fuimos creadas por alguien y en este mundo del medio no hay nada oculto. Aunque les confieso que fue un poco difícil, porque yo estaba aquí en el mundo de las maravillas y ella allá en la tierra de nunca jamás y, sin embargo, no fue difícil buscar a campanita para que le diera el recado a Veruca
         Imagínense ustedes la odisea que tuve que pasar. Pero ahora seguramente tienen otra interrogante como ésta ¿Por qué si era “feliz para siempre” me quería ir de mi palacio y dejar a mi príncipe azul? Pues fácil, la explicación esté en lo que les decía al principio, todo en este mundo es una falsedad, con decirles que mi príncipe azul ni nombre tenía, siempre era príncipe azul o bello joven. Puras blasfemias. Puras tonterías.
Les cuento mis motivos reales, cuando comenzaron a crearme estaba destinada a una historia más real que la mía, iba a ser la protagonista de una película donde sería una joven aviadora con sueños, que es bella, sufre y vive cosas reales. Esa idea me encantó, por fin iba a poder enamorarme de uno entre mil. Pero todo cambió desde el momento en que los hermanos Grimm después de una pesadilla o algo parecido me metieron en el ridículo cuento de Rapunzel y me cambiaron el nombre. Siempre me quise llamar Anahí; desde ese momento, no han dejado de utilizarme como referencia cultural para un sinfín de cosas, sin embargo, debo admitir que si no fuese sido por los hermanos Grimm ahorita no sería nada ni nadie, eso sí se los agradezco. Pero volviendo al caso ¡me cansé!
 Después de que cámpanita le diera mi recado a Veruca, sólo me quedaba esperar a que esta niña ambiciosa hablara con su papá para que le comprara la famosa máquina de Willy Wonka, esa que con un rayo laser pasa a los personajes de la televisión a la vida real, la que iba a funcionar con esa cosa de los chocolates para que la gente pudiera probar lo terribles que son. ¡Ops! Perdón los sabrosos que son. Sin desviarme del tema, así fue como logre salir de ese mundo irreal.
Veruca convenció a su papá de que le comprara la máuina. A penas llego a su casa me devolvió el mensaje con campanita, cámpanita me dijo que si deseaba tanto ir al mundo de los humanos tenía que darle mi voz a cambio de mi ida al mundo real. Que patético realmente. La muy estúpida se asesoró con Úrsula, la enemiga numero uno de la sirenita. Pero aún así, estaba casi decidida a hacerlo, pero había algo dentro de mí que me decía que me reusara a hacer una mezcla de cuentos de hadas. Así que como yo soy más astuta que ella, eso porque ella no puedo ni siquiera lidiar con las ardillas, recordé que ella es deseosa y le ofrecí un dulce cambio, si ella me concedía el favor de cederme el paso a su mundo yo le dejaría a mi príncipe azul sin nombre para que le pusiera el que ella quisiera y todo su reino, así no tendría que preocuparse más nunca de nada, le dije que mi príncipe azul tenía mucho más dinero que su papá y que la complacería en todo como a mi. La muy tonta cayó en mi trampa y aceptó. Nunca le dije que todo eso es mentira. Al final, gane mucho mas de lo que esperaba, los papás de Veruca me amaron de por vida, les quité un gran peso de encima.

Les comento que fue algo difícil instalarme en el mundo real, estaba acostumbrada a muchos lujos. Pero no había nada que interrumpiera mi sueño de ser lo que el principio me tenía destinado, una aviadora. Llegué a la casa de los papás de Veruca donde pude convivir con ello unos días, mientras me ayudaban a comportarme  y adaptarme en la ciudad. Tuve que salir a comprar ropa nueva y un montón de cosas que en mi mundo no había. Si les cuento la verdad, no se me hizo difícil, con hablar con mi amigo el espejito mágico, me mostraba todas las tardes cómo era el mundo real y ahí fue como aprendí mucho del mundo real. Si se preguntan cómo hacía para hablar con el espejo les diré: Pues fácil. Pero no les daré detalles para evitarle un problema con la bruja malvada. En fin, me dediqué a cumplir mi sueño, de ser alguien de verdad. Algo parecido a la historia de pinocho pero no tan trágica.
Luego de algunos años presenté la prueba de admisión en la Escuela de Aviación, había estudiado lo suficiente para quedar admitida. Aunque, siempre tenía algún remordimiento de conciencia que me llevaba a pensar a querer volver al palacio, a ese mundo irreal, mi corazón me daba puntadas más fuertes de querer seguir adelante con mi sueño.
Después de cinco laboriosos años logre graduarme. Es aquí donde estoy, en mi desfile de acto de graduación con mi glorioso uniforme que con esfuerzo logré ganarme. Por fin soy feliz y aunque detrás de mi tenga la puerta del mundo de las maravillas que me insinúa que vuelva, sé que mis sueños y metas están aquí, en el mundo real.

viernes, 11 de febrero de 2011

Para mi amiga Belén.


Una bonita mañana de verano, un sol resplandeciente, la suave brisa sobre tu rostro y tu perfecta sonrisa. Estos son los recuerdos que han quedado en mi mente desde el día en que te conocí. ¡Pocahontas! – Dije yo, y una melodiosa risa salió tu boca para hacerme sonreír.

Algún tiempo pasó entre nosotros, llenos de libros, palabras y letras que se fueron interponiendo en el destino de una fuerte amistad que el destino asechaba. Mas aun así, fueron nuestros corazones llenos de alegría y sabiduría quienes perseveraron en la lucha de que los lazos divinos de la amistad no fuesen interrumpidos por ningún ser maligno. 

Cientos de horas por las cuales fuimos dando pasos en nuestro destino, son los causantes de que cada vez que el caluroso verano atraviese un año de mi vida, haga que me siente bajo la sombra de un bonsái y recuerde aquella sonrisa no ha dejado de tocar su melodía para hacerme inmensamente feliz. Claro, es así como todavía seguimos juntos.